
Dato curioso: no solo soy negra, sino también tailandesa (del sur de Asia). Al crecer, estuve expuesta a todo tipo de alimentos que no se encuentran en los mercados tradicionales de Estados Unidos. Me subí al tren de la sriracha antes de que fuera el nuevo condimento de moda en la cocina de todo el mundo. El pho era un alimento básico de invierno en mi casa. Siempre había arroz en la arrocera y era el acompañamiento de todas las comidas.
A menudo, cuando te diagnostican una enfermedad que depende mucho de lo que comes (en mi caso, diabetes tipo 2), te dicen que te mantengas alejado de tus alimentos culturales. He oído muchas historias de personas con diabetes que van a ver a su médico o dietista y les dicen que deben dejar de comer los mismos alimentos que comían durante su infancia. Se ha creado la idea de que nuestras culturas, que afectan a nuestra identidad, son la causa de nuestros problemas con la diabetes.
¿En la realidad? No es cierto. La diabetes es una enfermedad compleja en la que intervienen múltiples factores. Llevar una vida sana y controlar la diabetes es posible, y no tienes porqué renunciar a una parte de tu identidad para conseguirlo.
Los cambios en la dieta que conlleva la diabetes requieren energía mental, emocional y física. Las personas con diabetes deben evitar los alimentos fritos, ricos en carbohidratos y azúcares. Es fácil sentirse abrumado y empezar a etiquetar como "malos" ciertos alimentos muy apreciados, sobre todo si ése es el mensaje que recibes de tu médico. Sin embargo, tu comida cultural no es "mala". Pase lo que pase, recuérdalo por encima de todo.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que muchas comidas culturales son estupendas para las personas con diabetes. Por ejemplo, la comida tailandesa suele tener poca carne y varias verduras. Muchas recetas incluyen verduras cocinadas al vapor o salteadas en lugar de fritas, y aunque se hace hincapié en el arroz y los fideos, todo gira en torno al tamaño de las porciones. Puede que algunos de tus platos favoritos ni siquiera requieran grandes cambios. Si calificas inmediatamente tus comidas culturales de "malas" sin pensarlo bien, puedes perderte algo que es importante para ti. En lugar de eso, aprende todo lo que puedas y busca formas de encontrar un equilibrio.
Comer con diabetes significa encontrar el equilibrio. Existe una ecuación fundamental para garantizar que los alimentos se descompongan y absorban lentamente sin provocar picos importantes de azúcar en la sangre. La clave está en combinar proteínas, grasas y fibra con los hidratos de carbono. Así que para alguien que come MUCHA comida tailandesa, eso podría ser una mezcla de verduras, arroz, pescado o pollo, y un uso ligero de aceites o condimentos.
Si lo miras desde esa perspectiva, te resultará más fácil elegir los alimentos. ¿Tiene proteínas? ¿Tiene fibra, como verduras de hoja verde o hortalizas? ¿La mayor parte de la comida son hidratos de carbono? ¿Cómo puedes añadir otros nutrientes para asegurarte de que tu comida es completa?
La otra clave es el tamaño de las raciones. Es fácil tomar grandes raciones de arroz, que es a lo que estoy acostumbrada. Ahora, me aseguro de que mis raciones de proteínas y fibra sean mayores que las raciones con muchos carbohidratos. Puede que cueste un poco acostumbrarse a las comidas más pequeñas. Sin embargo, mi madre siempre me decía: "Empieza con una ración. Si sigues teniendo hambre, siempre puedes comer más". Seguir esto no solo me ha permitido disfrutar de los alimentos que me encantan de mi infancia, sino que también me ayuda a evitar excederme, lo que puede provocar picos después de las comidas.
Puede resultar intimidante cambiar la forma de pensar sobre la comida, pero no estás solo. Hoy en día existen muchas herramientas, consejos e ingredientes a los que recurrir para que los alimentos que te gustan de tu cultura se adapten a una dieta balanceada. Puedes probar salsas o aceites alternativos con menos azúcar o sal (que siguen estando repletos de sabor). Hay muchos tipos diferentes de frutas, verduras, especias y legumbres.
Eso significa que tienes muchas opciones entre las que elegir. Un nutricionista puede ayudarte a hacer ajustes saludables, y también puedes recurrir al internet. Desde Pinterest hasta Youtube y diferentes blogs están repletos de recetas de alimentos tradicionales con una modificación para personas con diabetes. Tal como sustituir los fideos de arroz por fideos de calabacín, o aprender a hacer una salsa endulzada con dátiles en lugar de azúcar de caña. Incluso si no eres un experto en la cocina, hay vídeos fáciles y rápidos que te guiarán.
No te conformes con nada ni con nadie que te diga que tus alimentos culturales están prohibidos. Hay muchos médicos, nutricionistas y asesores de salud que se inclinarán por tu cultura y te ayudarán a hacer que funcione. No hay ninguna razón por la que alguien de tu equipo médico no pueda apoyarte para que hagas cambios realistas y sostenibles. Si se oponen o simplemente dicen que no, busca otras opciones.
La diabetes no debe impedirte comer los alimentos que conoces y te gustan. Todos somos únicos. Nuestra cultura no es algo que deba pasar a un segundo plano. La comida es un conector y puedes seguir disfrutando las recetas que han sido parte de tu vida. Si tenemos en cuenta el equilibrio de nuestras comidas, nos preocupamos por las raciones y hacemos algunos cambios creativos, no hay nada que nos impida disfrutar de todos los aspectos de nuestra cultura, especialmente de la comida.